Novena a la Virgen del Milagro - Cuarto Día
Ritos iniciales
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
Con todo el amor de mi corazón te amo, mi Jesús, por ser quien eres; pésame de haber pecado y propongo, ayudado de tu divina gracia nunca más ofenderte.
V/Oh Dios, ven en mi ayuda.
R/Apresúrate, Señor, a socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración para todos los días
Inmaculada Virgen María, ¡Madre admirable de Dios y de los hombres! Te reverenciamos humildemente ante esta milagrosa imagen que irradian los destellos de tu celestial hermosura. Al contemplarla se ilumina nuestra mente con los esplendores de la fe, se conmueve nuestra voluntad a impulsos de la esperanza y nuestra ruindad se siente transformada por los efectos de la caridad divina. Así bendecimos a Dios Padre que te escogió para Madre de su Hijo, bendecimos a Dios Hijo que se hizo hombre en tu seno purísimo, y bendecimos a Dios Espíritu Santo, que te enriqueció con la excelencia de sus dones. Siendo nosotros polvo y miseria y experimentado a cada paso las consecuencias del pecado original, de que fuiste preservada, imploramos confiadamente tu intercesión poderosa para que, libres del cautiverio del demonio y fortalecidos contra los influjos del mal, nos esforcemos con conservar la dignidad de ser hijos tuyos hollando bajo nuestros pies, los insidiosos enemigos de nuestra salvación: mundo, demonio y carne. Y por los méritos de tu castísimo esposo San José y los del seráfico Padre San Francisco, concédenos la gracia especial que en esta novena te suplicamos. Amén.
Relato
Cuando aconteció lo relatado, las campanas se echaron al vuelo, y las gentes empezaron a afluir al Monasterio en gran multitud. El Prelado allí presente, interpretando la voluntad de Dios, creyó conveniente dispensar la clausura y mandó abrir las puertas del monasterio para que todos entraran a presenciar tan admirable prodigio.
Lectura Bíblica
María franquea las puertas del cielo en favor de su pueblo.
Est. 5 , 1-5: “Al tercer día y una vez acabada su oración, se despojó de sus vestidos de orante y se revistió de reina. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que vela sobre todos y los salva, y tomando a dos siervas, se apoyó blandamente en una de ellas, mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido. Iba ella resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con el rostro alegre como el de una enamorada, aunque su corazón estaba oprimido por la angustia. Franqueando todas las puertas, llegó hasta la presencia del rey; estaba el rey sentado en el trono real, revestido de las vestiduras de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto verdaderamente impresionante. Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía. Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura, angustiado se precipitó del trono y la tomó en sus brazos y en tanto ella se recobraba, le dirigía dulces palabras, diciendo: ¿Qué ocurre, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza. No morirás, pues mi mandato alcanza sólo al común de las gentes. Acércate. Y tomando el rey el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, y la besó, diciendo: Háblame. Ella respondió: Te he visto, Señor, como a un ángel de Dios y mi corazón se turbó ante el temor de tu gloria. Porque eres admirable, Señor, y tu rostro está lleno de dignidad. Y diciendo esto, se desmayó de nuevo. El rey se turbó y todos sus cortesanos se esforzaron por reanimarla. El rey preguntó: ¿Qué sucede, reina Ester? ¿Qué deseas? Incluso la mitad del reino te será dada. Respondió Ester: Si al rey le place, venga hoy el rey, con Amán, al banquete que te tengo preparado. Respondió el rey: Avisad inmediatamente a Amán para que se cumpla el deseo de Ester. El rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester.
Consideración
La Virgen María, como Ester, arriesgó su vida, entrando en la voluntad de Dios con tal de poder librar al hombre de los enemigos que le quieren destruir: el mundo, el demonio y la carne.
Este es un signo evidente de que María ama a Dios y ama a la humanidad.
Reflexión
- ¿Crees que María realmente te ama y se preocupa por ti?
¿Nacen en tu corazón sentimientos de gratitud hacia esta Madre buena?
Tú también estás llamado a arriesgar tu vida por la gloria de Dios y la salvación de tus hermanos. Pide a la Virgen que alcance a su Divino Hijo, el don del Espíritu Santo.