Nuestra Iglesia Particular

Esta Jurisdicción eclesiástica fue creada inicialmente como Diócesis por el Papa León XIII el 29 de julio de 1880 y elevada a Arquidiócesis por el Papa San Pablo VI el 29 de junio de 1964. El territorio arquidiócesano comprende 3369 Kms. cuadrados en los que tiene la misión de anunciar a Cristo, el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13, 8). Comprende 26 municipios y unos 300.000 habitantes. Cada Diócesis tiene su propio Obispo nombrado por el Papa. A lo largo de sus 140 años, la Arquidiócesis de Tunja ha tenido 8 Obispos. El primero fue Monseñor Severo García (1881 – 1886); el segundo, Monseñor José Benigno Perilla (1887 – 1903); el tercero Monseñor Eduardo Maldonado Calvo (1905 – 1932), el cuarto Monseñor Crisanto Luque Sánchez (1932 – 1950); el quinto Ángel María Ocampo Berrío (1950 – 1970); el sexto Augusto Trujillo Arango (1970 – 1998); el séptimo Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga (1998 – 2020); el Octavo Monseñor Gabriel Ángel Villa Váhos, Arzobispo actual.

Los católicos en comunión con el Papa, han de saber que, para mantener la unidad y la disciplina dentro de la Iglesia, el Obispo de una Diócesis debe ser nombrado por el Papa. En la actualidad el Obispo nombrado legítimamente por el Papa Francisco el 11 de febrero de 2020, para la Arquidiócesis de Tunja.

Ningún movimiento puede autodeterminarse como “católico” si no está en comunión con la Iglesia presidida por el Papa, como Pontífice de la Iglesia Universal y si no está en comunión con el Obispo diocesano nombrado por el Papa. Movimientos católicos “independientes” no existen en la Iglesia Católica, sería una contradicción a su misma esencia y a su nota de unidad, la Iglesia Católica es UNA. Algunos se autodenominan, “católicos no romanos”. Si no son romanos, no deben celebrar para comunidades católicas en comunión con el Papa.

PARA ESTAR ATENTOS

Los católicos en comunión con el Papa debemos ser prudentes y cautelosos. Hay quienes se llaman católicos no romanos, y se presentan como sacerdotes para celebrar los Sacramentos de la Iglesia, especialmente la Santa Misa. Han surgido distintos grupos y personas que, usando los distintivos propios de la Iglesia Católica Romana, tales como leccionarios litúrgicos, ornamentos, rituales, confunden a los fieles, porque según ellos “es lo mismo”. Algunos de ellos ofrecen celebraciones a domicilio y en casas de familia, lo que por disciplina y para evitar abusos, no está recomendado en la Iglesia en Colombia. Un católico que se manifiesta en comunión con la Iglesia Católica Romana no debe participar en las celebraciones de quienes dicer ser católicos, pero no romanos, puesto que no están en comunión con el Papa, ni con el Arzobispo, ni con el Párroco de su parroquia.

Muchos de ellos fueron antes seminaristas o sacerdotes que, por alguna razón, debieron abandonar el seminario o el sacerdocio, o fueron retirados de allí y ahora, de manera indelicada, aparecen como sacerdotes y aparentan estar al lado de la Iglesia católica, en comunión con el Obispo de Roma y cabeza de la Iglesia universal. Los fieles católicos en comunión con el Papa y el Obispo no deben asistir ni recibir los sacramentos de ellos.

La Iglesia católica a lo largo de la historia y para favorecer la unidad y la comunión se ha organizado por diócesis, con un Obispo a la cabeza nombrado por el Papa, las diócesis a su vez organizadas por parroquias, con párrocos y vicarios nombrados por el respectivo Obispo quien concede a los sacerdotes las facultades para la celebración de los sacramentos. Por lo tanto, es muy importante que los fieles reconozcan la comunidad parroquial a la que pertenecen y que distingan a los sacerdotes de su parroquia y soliciten los sacramentos a los sacerdotes de su comunidad parroquial. Esto evitará que puedan ser engañados o asaltados en su buena fe.

Son constantes los asedios de diferentes personas de otros credos en las casas de familia con el argumento de ejercer la libertad de cultos. Sí, es cierto que en nuestra Constitución está contemplada la libertad de cultos, y esto es precisamente lo que a los católicos no debe mover a hacer respetar nuestras convicciones y creencias: que nos dejen vivir en libertad, sin asedios, nuestra fe cristiana católica. Los respetamos a otros sus creencias, pero les pedimos que respeten también nuestras convicciones de fe.

Como Arzobispo de la Arquidiócesis de Tunja, tengo el derecho y el deber de defender el rebaño encomendado y la responsabilidad de alertar a los fieles para que no se dejen confundir. Si profeso mi fe católica tengo el derecho a que se me respete, que pueda expresar y vivir mi fe, a través de los ministros que están en plena comunión con el Papa y el Arzobispo. Libertad de culto no significa ofrecer asistencia religiosa de manera indiscriminada, a domicilio, sin advertir a los fieles sobre las diferencias.

Desde antes han aparecido personas y grupos que han distorsioado la doctrina, la enseñanza de la Iglesia, la obediencia al Sucesor de Pedro, el Papa, y son los llamdos cismáticos y los herejes que han enseñado doctrinas ajenas a la fe de la Iglesia Católica en comunión con el Papa.

El cisma mas grande se produjo en el siglo XVI con Martín Lutero, un religioso agustino que se separó de la comunión con el Papa y dio origen a los que se les denominó protestantes. El protestantismo a través del tiempo se fue dividiendo y transformando en diversos grupos, con diversas denominaciones, cada una de ellas con sus particularidades y respaldadas hoy por personerías jurídicas.

También al interior de la Iglesia católica han surgido personas y grupos que se han separado de la comunión plena con la Iglesia de Cristo, al profesar doctrinas que no están de acuerdo con su enseñanza, fiel al Evangelio y al Magisterio eclesiástico. A estos se les llama “cismáticos”, por cuanto crean cisma, división al interior de la Iglesia.

La Iglesia católica en comunión con el Papa sigue enseñando que son 10 los mandamiento de la Ley de Dios y 7 los sacramentos instituidos por Jesucristo.

Quien siendo bautizado en la Iglesia católica vive con su pareje en unión libre, no debe acercarse a la Sagrada Comunión. Por una parte, esta desconociendo como bautizado uno de los sacramentos, el matrimonio, lo cual hace que esa persona se aparte de la comunión con Dios y con la Iglesia, y de otra parte, desconoce la necesidad del sacramento de la confesión y penitencia para poder recobrar la comunión perdida. Para comulgar se debe estar en estado de gracia: “el que come y bebe el Cuerpo y la Sangre de Cristo sin discernir, se come y bebe su propia condenación” (1Cor. 11, 29).

Los Obispos católicos y los presbíteros en comunión con el Papa, por disposición de la Iglesia y disciplina de esta, deben observar el sagrado celibato, es decir, no deben tener esposa y ningún tipo de pareja, ni concebir hijos. Si alguien enseña y hace algo diferente, esta en desobediencia y no está en plena comunión con la Iglesia de Cristo bajo la guía del Papa.

Si alguien se ha separado de la comunión con la Iglesia de Cristo y profesa otro credo diferente, entonces tiene el derecho a acudir a los ministros de ese nuevo credo que profesa.

Pero si quiere permanecer en comunión con la Iglesia de Cristo, bajo la guía del Papa y del Obispo nombrado por el Papa, no puede acudir a uno y otro lado como “si todo fuera lo mismo”, pues está poniendo en riesgo hasta su propia salvación.

Caen bien estas palabras de San Ignacio de Antioquía: “Los exhorto, no yo, sino la caridad de Jesucristo, a que usen solamente el alimento cristiano y a que se abstengan de toda hierba extraña a ustedes, es decir de toda herejía.

Esto lo realizarán si se alejan del orgullo y permanecen íntimamente unidos a nuestro Dios Jesucristo y a su Obispo, sin apartarse de las enseñanzas de los Apóstoles.

El que está en el interior del santuario es puro, pero el que está fuera no es puro: quiero decir con ello que el que actúa a espaldas del Obispo y de los presbíteros y diáconos, no es puro ni tiene limpia la conciencia” (San Ignacio, carta a los Tralianos, Cap. 1, 1 – 8).

PARA RECORDAR

Creo en la Iglesia porque es obra de Dios y no de hombres. No escojo a la Iglesia como podría escoger mi plato favorito. La Iglesia es de institución divina y no capricho humano. Los hombres pueden fundar otras muchas iglesias y religiones para reunirse y hacer cosas buenas. A estas guardamos respeto y a quienes buscan la verdad con sinceridad les tenemos admiración. Pero no por eso olvido que Jesús, Dios y hombre verdadero, quiso reunirnos en UNA IGLESIA, la que Él fundó. No deberíamos nunca dudar de que la Iglesia de Cristo es la que subsiste en la Iglesia Católica, bajo la guía del sucesor de Pedro, el Papa. Un católico no debería sentirse inseguro en su Iglesia, a pesar de los defectos de sus miembros. No se cambia de vestido, ni por conveniencia ni por resentimiento y tampoco por obtener un beneficio particular.

COMPROMISO

Conoceré y recordaré la fecha de mi bautizo. Además, oraré por mi Iglesia Católica: la Iglesia universal, mi Arquidiócesis de Tunja y por mi comunidad parroquial.

ORACIÓN

Dios, Padre de bondad y de amor, que quisiste llamarnos a formar parte de tu familia: la Iglesia; escucha nuestra oración humilde y confiada.

Necesitamos que llenes de tu luz y de tu amor a todas las personas que, a lo largo y ancho del mundo, profesamos la fe cristiana católica.

Fortalécenos, Padre, con los dones de tu amor, para que seamos capaces de enfrentar con valor todo lo que se opone a las enseñanzas que nos dio Jesús, con su vida y con su palabra. Que la certeza de nuestra fe en ti y en Jesús sea tan clara y tan profunda, que nos haga capaces de dar verdadero testimonio de tu amor misericordioso y de su mensaje de vida y de salvación, en todos los momentos y circunstancias de nuestra vida.

Mira con ojos de bondad al Papa, a quien tú mismo escogiste como sucesor de Pedro. Ayúdalo a cumplir a cabalidad la misión que le confiaste. Fortalece su fe, llena su corazón de amor y de esperanza, para que sea el guía que todos necesitamos, en este tiempo de conflictos y confrontaciones constantes.

Mira también, Padre, a nuestro Obispo diocesano y todos los Obispos del mundo, sucesores de los apóstoles y pastores de tu pueblo. No permitas que el afán de poder los aparte de su tarea. Bendícelos y llénalos de tu amor y de tu gracia, para que sean verdadero servidores. Que su amor, su sencillez y su generosidad conquisten el corazón de quienes no quieren o no pueden creer. Que no tengan miedo de decir lo que tienen que decir, ni de hacer lo que tienen que hacer, en el cumplimiento de su misión.

Mira, Padre, con tu ternura y tu misericordia, a todos los sacerdotes del mundo y de modo especial de nuestra Arquidiócesis. Bendícelos y bendice su trabajo constante. Llénalos de tu amor y de tu gracia, para que su fe y su bondad nos entusiasmen y nos estimulen a creer con una fe firme, y a vivir en el amor que Jesús nos enseñó. Hazlos capaces de reconocer sus errores y enmendarlos con prontitud. Hazlos diligentes y comprometidos con la causa de los más pobres y débiles; hazlos sencillos y sinceros en su trato con todas las personas; unidos en la fe y en la esperanza a los Obispos y al Papa.

Y míranos a todos, Padre bueno, a los millones de cristianos bautizados, que vivimos en todos los rincones de la tierra. Danos la fuerza que necesitamos para realizar nuetra tarea: ser la luz que el mundo necesita para salir del caos en el que se encuentra; la luz que ilumina, la sal que da sabor, la levadura que fermenta, la perla que valoriza el terreno. Danos la fuerza y el valor que tuvo el apóstol Santiago para predicar el mensaje del Evangelio.

Mantennos unidos con nuestros legítimos pastores y guías, en una misma fe, en una misma esperanza, y en un mismo amor. Unidos en el deseo de llevar tu Luz a todos los corazones. Unidos en la búsqueda constante de la justicia, para que todos los homnbres y mujeres del mundo tengan lo que necesitan para vivir, como su dignidad de hijos tuyos lo requiere y exige. Unidos para construir la paz estable y duradera.

Gracias, Padre bueno, por habernos llamado a ser miembros de la Iglesia Católica, tu familia. Gracias por reunirnos en ella y por ella. Gracias por la hermandad de Jesús, tu Hijo muy querido. Gracias por la fuerza de tu Espíritu que nos conduce a Ti. Haznos, a todos, como María, dóciles a tu palabra y atentos a cumplir tu santa voluntad.

El Señor los bendiga siempre para que seamos fieles a Jesucristo, el Señor y su amada Iglesia, por intercesión de María, Nuestra Señora del Milagro. Amén.

+ GABRIEL ÁNGEL VILLA VÁHOS
ARZOBSIPO DE TUNJA.
Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *